La ciencia ha confirmado lo que muchos ya intuían: dormir acompañado podría ser una de las mejores estrategias para combatir el estrés y mejorar el bienestar general. Investigaciones recientes han demostrado que compartir el lecho con la pareja no solo eleva la calidad del sueño, sino que además reduce el riesgo de padecer ansiedad, depresión y fatiga.

Según estudios del Instituto del Sueño y otras entidades especializadas en el descanso, dormir junto a un ser querido favorece la liberación de oxitocina, conocida como la "hormona del amor", la cual promueve sentimientos de seguridad, apego y bienestar emocional. Esta sustancia, además de fortalecer los lazos afectivos, contribuye a la reducción de la presión arterial y a la mejora de la salud cardiovascular.

Asimismo, expertos señalan que el sueño compartido optimiza las fases de descanso profundo y REM, esenciales para la recuperación física y mental. Esto se traduce en un sueño más eficiente y reparador, permitiendo despertar con una sensación de mayor energía y vitalidad.