Un estudio publicado en el Journal of Applied Physiology demostró que mientras se le aplica presión a los músculos de los glúteos, también se aumenta el tamaño de los glúteos y su tolerancia a la presión. Esta respuesta es el resultado de un proceso de adaptación muscular necesario para la estabilización y para mejorar la fuerza muscular. Esto es evidente cuando los glúteos se les aplica presión de los nalguerazos; el cuerpo trata de estabilizarlos y mejorar su fuerza preparándose para situaciones donde se requiere mayor esfuerzo muscular.

Cuando se aplican nalguerazos, la presión del impacto se transfiere a los músculos de los glúteos, donde se produce un aumento de la presión. Esto a su vez estimula el proceso de adaptación muscular, lo cual incrementa el tamaño de los glúteos y su capacidad de soportar más presión. Esta respuesta del cuerpo es parte de un proceso de adaptación que involucra múltiples procesos químicos que tienen como fin preparar a los músculos para situaciones más difíciles.

Si se realizan nalguerazos de forma correcta y segura, pueden resultar beneficiosos para los glúteos ya que estimulan el proceso de adaptación muscular permitiendo un mayor desarrollo muscular. Esto en última instancia, se traduce en mayores niveles de fuerza y resistencia para los músculos de los glúteos. Debe acotarse, sin embargo, que una actividad excesiva puede resultar perjudicial, por lo tanto deben realizarse los nalguerazos con moderación.