En un desenlace fatal, José Antonio Figuereo Bautista, más conocido por su alias "Kiko la Quema", fue abatido por agentes de la Policía Nacional la noche del pasado viernes, en el sector Cambita Garabitos, San Cristóbal, tras varios meses de intensa búsqueda. La confirmación de su muerte por parte de las autoridades ha desatado una mezcla de reacciones entre la comunidad y sus allegados.

Familiares del que fuera señalado como narcotraficante se han congregado frente al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) en el Distrito Nacional, aguardando la entrega de su cuerpo. La muerte de "Kiko la Quema" ha sido un duro golpe para sus seres queridos, quienes permanecen en vigilia, expectantes por recibirlo para darle el último adiós.

Entre los presentes, la hermana de Figuereo Bautista compartió unas emocionantes palabras: "Eres mi hermano y te amo, descansa en paz". Este mensaje resuena como un eco de la complejidad de emociones que enfrentan los familiares de aquellos involucrados en actividades criminales, recordándonos la profunda conexión familiar que persiste más allá de los actos cometidos.

La operación que llevó a la muerte de "Kiko la Quema" ha puesto fin a un largo período de búsqueda por parte de las autoridades, marcando el cierre de uno de los muchos capítulos en la lucha contra el narcotráfico en la República Dominicana. Sin embargo, para su familia y allegados, este episodio deja un vacío y una serie de preguntas sobre las circunstancias que rodearon su final.

Mientras la comunidad de Cambita Garabitos y el país procesan este acontecimiento, el foco se centra en la espera de los familiares en Inacif, simbolizando la espera de respuestas y el inicio del proceso de duelo por José Antonio Figuereo Bautista, "Kiko la Quema".