Este 6 de abril se celebra el Día Internacional del Pene, una efeméride que, aunque a primera vista pueda provocar sonrisas, tiene un trasfondo profundamente serio y educativo. Su origen está vinculado al Kanamara Matsuri, también conocido como el Festival del Falo de Acero, celebrado cada año en Komaki, Japón. Esta festividad milenaria, de raíces sintoístas, honra la fertilidad, la salud sexual y la protección contra las enfermedades venéreas.

El acto central del festival consiste en la procesión de un falo de madera de dos metros y medio de altura, esculpido en ciprés, que es transportado solemnemente por hombres de 42 años, edad considerada espiritualmente significativa en el calendario oriental. La peregrinación parte del Santuario Tajta Jinja, simbólicamente masculino, hasta el Santuario Tamahime-no-mikyo, considerado femenino. Allí se ofrecen rituales de sake y se lanzan bolas de arroz como tributo a la vida, la fecundidad y los matrimonios estables.

Más allá del colorido y la curiosidad que despierta el evento, el Día Internacional del Pene se ha convertido en una oportunidad para sensibilizar sobre la salud sexual masculina, un tema muchas veces relegado por prejuicios o desinformación. Instituciones de salud pública aprovechan la fecha para promover el uso correcto del preservativo, la detección oportuna de enfermedades de transmisión sexual y el cuidado integral de los órganos sexuales masculinos.