En la jornada de ayer, 22 de marzo, se conmemoró el Día Mundial del Agua, una fecha que no solo invita a la reflexión global sobre el manejo de este recurso esencial, sino que, en el contexto dominicano, pone en primer plano la creciente preocupación por la disponibilidad y calidad del agua potable en diversas comunidades.

La efeméride fue respaldada por diversos sectores de la sociedad, desde organizaciones no gubernamentales hasta instituciones gubernamentales como el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), quienes aprovecharon la ocasión para hacer un llamado a la conciencia colectiva. No obstante, más allá de las palabras de reflexión, la pregunta que persiste en el aire es: ¿estamos realmente haciendo todo lo posible para preservar este bien tan preciado?

El clima tropical de la isla, caracterizado por temporadas de sequías intensas y lluvias erráticas, pone a prueba constantemente la capacidad de almacenamiento y distribución del agua en todo el territorio. Según datos de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET), el cambio climático ha intensificado estos fenómenos, lo que requiere un redoble de esfuerzos en materia de infraestructura hídrica y gestión sostenible.