Con ternura y significado universal, este sábado 13 de abril el mundo conmemora el Día Internacional del Beso, una efeméride no oficial que celebra uno de los gestos más antiguos y simbólicos de la humanidad: el beso.

La fecha fue instaurada en honor al récord Guinness del beso más prolongado de la historia, protagonizado por una pareja tailandesa que mantuvo sus labios unidos durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos en el año 2013, durante un concurso realizado en Tailandia. Desde entonces, el beso no solo ha sido celebrado como símbolo romántico, sino también como expresión de cariño, paz y afecto entre seres humanos.

Más allá de su aspecto lúdico, estudios científicos destacan los beneficios fisiológicos del beso, entre ellos la liberación de oxitocina, dopamina y endorfinas, hormonas asociadas al bienestar emocional. Asimismo, investigaciones médicas señalan que besar puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la presión arterial y fortalecer el sistema inmunológico.

En diferentes culturas, el beso adquiere múltiples formas y significados. Desde el tradicional ósculo en la mejilla hasta el beso reverencial en ceremonias religiosas o diplomáticas, esta manifestación humana trasciende edades, géneros y fronteras.