Un guardia real por poco se encuentra con la reina cuando se desmayó durante el funeral de la misma en el Palacio de Westminster. El oficial había estado siguiendo estrictamente el protocolo, manteniendo su posición, pero de repente se desplomó en el suelo.

Los guardias que lo acompañaban se vieron obligados a romper el protocolo para ayudarle. Además, la transmisión del velorio se cortó durante algunos minutos, en los que el guardia recibía atención médica.

Algo que impactó a todos es que el compañero que estaba justo al lado de su guardia que se desmayó mantuvo totalmente la compostura: sigue en posición rígida, sin moverse lo más mínimo, y son otros los que se interesan por el estado de salud del oficial desmayado.

Según protocolo, si un guardia real no se encuentra bien por algún motivo, este debe levantar la cabeza, que por protocolo debe estar baja. Si cambia de posición, su superior sabe que hay algún problema y puede decidir realizar una rotación de la guardia para evitar sorpresas.