La higiene íntima femenina es un tema rodeado de mitos y desinformación, lo que lleva a muchas mujeres a prácticas erróneas que pueden afectar su salud. Uno de los principales debates gira en torno a la frecuencia con la que se debe lavar la zona íntima para mantener un balance adecuado sin alterar su flora natural.

Especialistas en ginecología han dejado claro que la vagina, en su condición de órgano autolimpiante, no requiere lavado interno, pues su flora bacteriana se encarga de mantener el equilibrio necesario. Sin embargo, la vulva, que es la parte externa, sí necesita cuidados específicos. La recomendación general es lavarla una vez al día como parte de la rutina de aseo personal.

En días de calor intenso o tras actividades que generen mayor sudoración, como el ejercicio físico, puede considerarse un segundo lavado diario, siempre que se haga con prudencia. No obstante, los expertos advierten que lavar la zona con demasiada frecuencia más de dos o tres veces al día puede eliminar la capa protectora de sebo natural y aumentar la vulnerabilidad ante infecciones.

Para la higiene adecuada, se sugiere el uso de agua y jabones suaves, preferiblemente hipoalergénicos y con pH neutro, evitando los productos perfumados que podrían alterar la microbiota natural. Asimismo, se desaconseja el uso de duchas vaginales y esponjas, ya que pueden provocar irritaciones y desequilibrios en el ecosistema íntimo.