Recientes indagaciones científicas han puesto en tela de juicio la creencia popular de que el consumo moderado de alcohol es inofensivo para la salud cerebral. Investigaciones recientes han demostrado que incluso niveles moderados de ingesta etílica pueden asociarse con un mayor riesgo de resultados cerebrales adversos y un declive en las habilidades cognitivas.

El consumo de alcohol, incluso a niveles moderados, se asocia con un mayor riesgo de resultados cerebrales adversos y un mayor declive en las habilidades cognitivas.

Además, se ha observado que el consumo crónico de alcohol puede llevar a una serie de trastornos neurológicos, con los consiguientes déficits cognitivos y psicológicos debido a su impacto en las estructuras cerebrales.