En el ámbito religioso, es común encontrar debates sobre la veneración y adoración de figuras religiosas, especialmente en la tradición católica. Muchos se preguntan si la veneración de la Virgen María y de los santos va en contra de los preceptos bíblicos que prohíben la adoración de imágenes. En este artículo, exploraremos este tema con el fin de aclarar las dudas y entender la perspectiva bíblica detrás de la veneración a la Virgen María y a los santos en la Iglesia católica.

La adoración y la veneración

En primer lugar, es fundamental distinguir entre la adoración y la veneración. La adoración, también conocida como "latría", es el culto supremo que se rinde únicamente a Dios, reconociendo su carácter divino y soberano. Esta adoración implica una sumisión absoluta y un reconocimiento de que Dios es la fuente de todo bien y salvación. La adoración a Dios, como se establece en el Catecismo de la Iglesia Católica (número 2097), libera al ser humano de la esclavitud del pecado y la idolatría del mundo.

En contraposición, la veneración se refiere al respeto y la honra destinados a figuras religiosas, como la Virgen María y los santos, así como a los objetos relacionados con ellos. La veneración no tiene como objetivo adorar a estas figuras en sí mismas, sino reconocer su virtud y su papel como ejemplos de fe y devoción. En el caso de la Virgen María, se denomina "hiperdulía", mientras que la veneración a los santos se llama "dulía". Esta veneración se basa en la creencia de que todo lo que los santos han recibido es un regalo de Dios y que ellos reflejan las perfecciones divinas obtenidas por los méritos de Cristo en la Cruz.

No se adoran las imágenes

Es importante aclarar que los católicos no adoran imágenes o estatuas de la Virgen María o de los santos. En lugar de eso, veneran lo que estas representan y no a las imágenes en sí. Una analogía útil es la de las madres que llevan fotos de sus hijos en sus billeteras. No aman la foto en sí, sino a quienes aparecen en ella. De manera similar, los católicos aman a la Virgen María independientemente de su representación en una imagen, ya que creen que Ella los guía hacia Dios.

Interpretación de la Biblia

La interpretación de pasajes bíblicos relacionados con la adoración de imágenes puede ser confusa si se toma fuera de contexto o de manera incompleta. Por ejemplo, Éxodo 20:4 prohíbe hacer imágenes y adorarlas, pero en Éxodo 25:18, Dios mismo instruye la creación de imágenes como los querubines. Esto demuestra que las imágenes pueden ser símbolos de salvación, pero no constituyen salvación en sí mismas, ya que la única salvación se encuentra en Cristo Jesús.

Seis motivos bíblicos para la veneración de la Virgen María

1. *Es madre nuestra*: Juan 19:26-27 relata cómo Jesús encomendó a María como madre de todos los creyentes, lo que demuestra su importancia en la vida de los cristianos.

2. *Es la madre de Jesucristo*: Mateo 1:16 y 1:18 establecen claramente que María es la madre de Jesucristo, a través de quien todos pueden llegar al Padre.

3. *Es bendita entre todas las mujeres*: Lucas 1:26-28 y 1:41-42 muestran cómo Dios mismo la llama "bendita", lo que justifica la veneración a María.

4. *Es la bienaventurada de generación en generación*: María misma profetiza en Lucas 1:48 que todas las generaciones la considerarán bienaventurada, lo cual se refleja en las devociones marianas en todo el mundo.

5. *María como mediadora*: En las bodas de Caná (Juan 2:3), María intercede por los necesitados, demostrando su papel como mediadora ante Jesucristo.

6. *María nos conduce a Dios*: María, como madre amorosa, nos guía hacia su Hijo Jesucristo, quien es la fuente de nuestra salvación.

La veneración de la Virgen María y de los santos en la tradición católica se basa en una interpretación bíblica que diferencia claramente entre la adoración a Dios y la veneración a las figuras religiosas. Los católicos no adoran imágenes, sino que honran a la Virgen María y a los santos como ejemplos de virtud y fe. La Biblia ofrece fundamentos sólidos para esta práctica, y cada motivo bíblico mencionado refuerza la importancia de la devoción mariana en la fe católica.