En un estudio reciente realizado por la prestigiosa Universidad McMaster, se ha evidenciado un fenómeno que, si bien es tan antiguo como la sociedad misma, hoy día se reafirma con mayor rotundidad: las mujeres, en el ámbito del liderazgo, poseen una serie de cualidades que no solo las hacen destacarse, sino que mejoran significativamente la toma de decisiones dentro de las organizaciones.

La investigación, que recopiló valiosa información de directores y ejecutivos de diversas industrias, pone en evidencia que aquellas empresas con una mayor representación femenina en sus esferas directivas logran resultados más equilibrados, eficientes y colaborativos. Las mujeres, de acuerdo con los expertos consultados, se caracterizan por su inteligencia emocional, una cualidad inherente que les permite manejar con delicadeza las tensiones inherentes al proceso de toma de decisiones, además de su notable empatía, la cual fomenta un ambiente de respeto y cooperación.

Los hallazgos sugieren que la presencia femenina potencia, a su vez, la creación de relaciones más sólidas y la consolidación de equipos de trabajo cohesionados. Este liderazgo femenino, por tanto, no solo contribuye a la resolución de problemas de manera efectiva, sino que también promueve una gestión transformacional, en la cual se valora la participación activa de los colaboradores y se promueve un liderazgo compartido, elementos fundamentales para decisiones de mayor impacto y resonancia.