En medio del ajetreo diario y las tensiones modernas, una de las actividades más comunes del hogar ha sido reivindicada por la ciencia como un bálsamo para la mente: lavar los platos. Estudios recientes revelan que esta labor doméstica, al ser ejecutada con conciencia plena, puede traer beneficios psicológicos notables.

Los investigadores sostienen que al concentrarse en los sonidos del agua corriendo, la temperatura, el aroma del jabón y los movimientos repetitivos de las manos, el cerebro entra en un estado de calma similar al que se alcanza con prácticas meditativas. Esta atención dirigida al presente, conocida como mindfulness, contribuye a disminuir los niveles de ansiedad, mejorar el estado de ánimo y fomentar una sensación general de bienestar.

"Cuando transformamos una tarea rutinaria en un acto consciente, redescubrimos su valor y la convertimos en una herramienta de autocuidado", explicó la psicóloga clínica Ana Laura Pérez, especialista en salud mental y hábitos cotidianos. La clave, asegura, está en abandonar la prisa y convertir ese momento en un espacio de pausa y reconexión interior.

Además de sus beneficios psicológicos, los expertos coinciden en que este tipo de ejercicios sencillos pueden ser una puerta de entrada a prácticas más profundas de atención plena, especialmente en contextos donde las personas no disponen de tiempo o recursos para terapias más complejas.